Té en la orilla del mar
El sol estaba comenzando a dejarse caer. Hacía suficiente calor como para llevar los dos últimos botones de la camisa abiertos, pero no lo suficiente como para soltar el tercero. Salí de aquella ciudad huyendo de algo y ahora trataba de buscar en mi interior el origen de aquella sensación. Pero en la orilla del mar todo se había borrado.
Le di un sorbo a mi té y me deje traspasar por los rayos de ese sol a medio arder.
Mar/Sea © Javier Arango 2003